El ejercicio de leer hoy la
prensa se me ha asemejado a uno de esos banquetes nupciales pre-crisis a los
que te invitaban de rebote y a los que asistías más por obligación que como
devoción.
Solo pasar un par de páginas
ya te encuentras con los “novios” tal cual estampa de regalo impresa como
sección de publicidad pagada por las principales corporaciones que dominan (¿reinan?)
nuestro Estado.