viernes, 20 de junio de 2014

Majestad, Fútbol y Poder

El ejercicio de leer hoy la prensa se me ha asemejado a uno de esos banquetes nupciales pre-crisis a los que te invitaban de rebote y a los que asistías más por obligación que como devoción.
Solo pasar un par de páginas ya te encuentras con los “novios” tal cual estampa de regalo impresa como sección de publicidad pagada por las principales corporaciones que dominan (¿reinan?) nuestro Estado.

Coincide todo esto con la otra abdicación si cabe más dolorosa para el vasallaje, en la cual fue testigo lo más nutrido de nuestra prensa escrita y, sobre todo hablada que tanto deambula por los platós de tv de uno y otro color.
Todos ellos copan nuestras pantallas, llenos de razones prefabricadas y prepagadas, igual que las bebidas de alta graduación que se cepillaron en el camino al otro lado del charco, tal cual las fiestuquis que se corrieron antes y después de los encuentros.

Y no es criticable que la gente se lo pase bien, es más, debería ser obligación. Lo que es nauseabundo es que quien usa la imagen del Jefe de Estado para su publicidad,  marca su apoyo a su Jefatura y por tanto lanza un mensaje sobre quien realmente detenta el poder; y lo que son las cosas, este poder real es el mismo que paga las correrías brasileiras de los tertulianos que pululan por nuestras, o sus, televisiones.

N.P.

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