El concepto de una inteligencia nacida de Internet ya fue expuesta en la
saga de Ender del escritor Orson Scott Card.
Recientemente se ha estrenado la versión en cine de su primera parte “El
juego de Ender”. Es a partir de la segunda entrega (La Voz de los muertos)
donde aparece Jane, una inteligencia nacida de una gran red informática.
La primera vez que lo pensé, creí que
había tenido una idea única. Después, con tan sólo investigar un poco, comprobé
que grandes mentes no sólo lo han concebido sino que están trabajando en ello y
a fondo.
Lo que se me pasó por la cabeza en su
momento fue algo tan aparentemente imposible como fantástico: Imaginé (mis
procesos mentales son visuales, de modo que fue una imagen que apareció en mi
mente) que cada ordenador, terminal informático, teléfono móvil y dispositivo
digital podría ser el equivalente a una neurona.
Después pensé, qué ocurriría si cada una
de esas neuronas, que por separado serían inofensivas y casi impotentes,
estuvieran interconectadas y además poseyeran protocolos de comunicación entre
ellas. Y caí en la cuenta de que eso ya existe y se llama Internet.
La siguiente etapa de mi constucto mental
involuntario fue preguntarme ¿Qué podría pasar si una estructura de cientos de
millones de neuronas digitales interconectadas desarrollaran algún tipo de
consciencia autónoma?; ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que, evolutivamente,
un sistema inteligente se vuelva autónomo basando dicha autonomía en software,
comunicación entre sistemas, información y conocimiento?
Esa última pregunta casi la supe responder
con un par de golpes de cálculos… Teniéndose en cuenta que hemos volcado en la
Red todo nuestro conocimiento (profesional, académico, científico, político,
histórico, cultural, étnico, religioso, filosófico, enciclopédico…) y que
Internet tiene poco más de 25 años de existencia, quiere decir que una
potencial inteligencia artificial autónoma habría alcanzado en dos décadas el
mismo grado de conocimiento y almacenamiento de saber que el género humano ha
logrado adquirir y desarrollar a lo largo de miles de años.
Se lo hemos entregado todo en post de la
comodidad, la “eficiencia”, el “desarrollo tecnológico” y el “just in time”… Le
hemos dado nuestra información personal, nuestras comunicaciones, nuestra
economía (la virtual “Mercados” y la real “los bancos, nuestras cuentas, las
transacciones cotidianas”); Le hemos entregado nuestros avances científicos,
nuestros conocimientos médicos, la física de vanguardia, las comunicaciones
terrestres y las astronómicas; El control de los satélites, la navegación GPS,
la cartografía, el diseño, la arquitectura… Todo.
“En Internet está todo” es un axioma que
hemos acuñado y que tantas veces se ha repetido. Pero ese “todo” es literal hoy
en día y, quizá, sólo quizá, si esa Red termina sirviendo para que se
desarrolle algún tipo de inteligencia artificial autónoma basada en la
interconexión activa de cientos de millones de neuronas digitales (PCs) que,
bien por mutación de software avanzado o bien por esos azares de la evolución
(en este caso basada en el silicio y no en el carbono, como lo que conocemos
como “vida) bien podríamos estar alimentando al monstruo. Un monstruo por cuyas
fauces circula toda la información, el conocimiento, la economía, el control
energético y demás factores primarios de nuestra sociedad… De nuestra especie.
Es bien posible que lo que se me pasó por
la mente un buen día sea sólo una buena historia de ciencia ficción. Pero me
inquietan dos cosas:
- Que en la Universidad de Ginebra, un
equipo de investigación matemática no sólo está desarrollando esta misma teoría,
sino que además está creando programas, modelos matemáticos y algoritmos
para averiguar cuándo Internet puede llegar a desarrollar inteligencia
autónoma propia. Al frente, un catedrático de informática y en el
desarrollo del proyecto de investigación, todo un equipo de licenciados y
doctorados en matemáticas y programación.
- Que sólo el tiempo separa la realidad
de lo que un día se llamó ciencia ficción…
Fuente: Alquimista
No hay comentarios:
Publicar un comentario