En el radio-despertador debería
de haber sonado “Hoy puede ser un gran
día” de Serrat, pero no fue así, en su lugar me despertó “Let´s dance” de David
Bowie. Trate de buscarle una explicación pero enseguida comprendí lo absurdo de
mi pensamiento.
Eran las 7:45 de un domingo, pero
no uno cualquiera. En mi pecho un poder, en mi destino dominical el control de
las mesas. De avanzadilla ya había salido mi pareja de baile de ese día, no sé
lo que sonó en su despertador, pero apostaría que “Sunday bloody Sunday” de U2 retumbó
en su cabeza al llegar a primera hora a su primer destino.