"Es mejor no tener nada". Esta es la frase más repetida por los que reciben la sorprendente noticia de que tienen que pagar una porrada de dinero por dejar unas propiedades a sus hijos, o por recibir unas propiedades de sus fallecidos parientes.
Hace pocos días unas señoras, con cabeza pero sin cerebro, "presuntamente" mataron a sartenazos a un viejo, que las había nombrado herederas poco tiempo antes, para quedarse con su herencia. Hay que ser gilipollas,
no por lo del asesinato, que también, sino por el hecho de matar al "causante de la herencia de cuarto grado de parentesco con la heredera y cuya herencia la constituía una casa humilde en una zona que flipas, y un dinerillo ahorrado", si no la hubiesen pillado por la hazaña de la sartén, seguramente hubiese acabado repitiendo la susodicha frase y entregándose ella misma a la policía para que la metiesen en la cárcel y que alguien la mantuviese.
Ahora, en serio, este impuesto, denominado Impuesto de Donaciones y Sucesiones (IDS) es de lo más injusto, y además se añaden situaciones terriblemente dolorosas, para ilustrar esta aseveración os cuento varios casos (reales):
Un caso: El señor mayor soltero y sin hijos, que tenía una casa en propiedad por herencia de sus padres, y que cuidó de su sobrino y ahijado desde pequeño, porqué habían muerto sus padres (es decir, el hermano y la cuñada del señor mayor), y que había estado trabajando toda su vida de carpintero, en la mar, de albañil, y de lo que hiciese falta, y que había conseguido ahorrar un dinero que tenía a plazo fijo (30.000 €). Varios años antes de morir estaba encamado y necesitaba ayuda constante de su sobrino, por lo que, el sobrino no tenía un trabajo fijo y, a veces, ayudaba a un vecino albañil haciendo trabajillos de peón. Evidentemente, el tío nombró a su sobrino heredero universal mediante testamento, y al fallecer, el sobrino se enteró de que debía pagar de Impuesto de Sucesiones 37.895 euros, es decir, más dinero del que tenía ahorrado el fallecido en el banco. ¿Qué cómo es posible ésto?. Os explico, la vivienda habitual del causante, aunque estaba vieja, estaba situada en un lugar de fuerte expansión urbanística, y el sobrino no tenía derecho a ninguna exención ya que, a pesar de convivir con el fallecido y estar empadronado en su casa, no cumplía el requisito de ser mayor de 65 años; así pues, el sobrino tuvo que pedir un préstamo personal de 9000 euros para pagar los impuestos y la gestoría, ya que no podía hipotecar la casa que había recibido por herencia porque no estaba inscrita y era imposible inscribirla puesto que su tío no tenía una escritura notarial de adjudicación de herencia de sus padres, únicamente tenía un cuarderno particional privado.
Otro caso: El matrimonio de sesenta años que no podía tener hijos, él prejubilado de petroleros y ella ama de casa, con bastantes ahorros, el tenía "un sueldazo" en los petroleros (a cambio de haber perdido todo su vida en alta mar y fatidicamente también su salud, al detectarsele un cancer terminal)... en fin, que tenían ahorrados unos 80.000 euros, la casa que habían hecho a los pocos sobre una finca heredada por el marido, un coche, un tractor y un panteón en el cementerio. El matrimonio, decidido a aprovechar su último tramo en esta vida, por fin juntos, sin preocupaciones dinerarias, puesto que habían trabajado mucho y ahorrado para vivir su vejez sin preocupaciones, y va el marido y se muere... la esposa destrozada, sola, y debiéndole a Hacienda unos 6.000 euros por haber muerto su amado esposo.
Otro caso: El matrimonio con dos hijos, a lo largo de su vida fueron trabajando primero en un restaurante que hicieron en el bajo de la casa, y con el tiempo fueron levantando más pisos a la casa y acabaron construyendo un hostal de tres plantas con restaurante-cafetería en el bajo. Ahora mismo el edificio está que da pena, necesita ventanas nuevas, renovar la cubierta, pintar las fachadas, y no os cuento por dentro, imaginate un hostal costero con treinta años de antigüedad, que fue haciéndose a los pocos... Están jubilados desde hace cuatro años, a él le detectaron un problema en el corazón, seguramente tendrán que operarlo, ella ya no está nada bien de la cabeza, aún controla pero a veces se le va la olla; los dos hijos se reparten el trabajo en el hostal, la hija está divorciada y con una hija pequeña, y el hijo está soltero. El matrimonio quiere darles el hostal a los hijos y ellos, que tienen unos pocos ahorros, ayudarles a pagar los impuestos que les toque por recibir la herencia, pero desgraciadamente no han ahorrado lo suficiente para pagar los impuestos que le reclamarán a sus hijos por recibir el hostal, en el qué posteriormente los hijos tendrán que invertir una cuantiosa cantidad para poder seguir desarrollando su actividad y pagando sus correspondientes impuestos (IRPF, IBI, IAE, TASAS, AUTÓNOMOS, ETC).
Así podría contaros infinidad de casos, pero sería incapaz de recordar cuantas veces he oído la frase de "es mejor no tener nada", a veces, entre sollozos.
No es por descargar la responsabilidad en nosotros mismos; pero cuando una sociedad se echa en manos de un estamento (sea militar, social, económico...) tiene que dar por hecho que delegará en el mismo los derechos y obligaciones que el quiera concederte en un momento dado. Así pues, si como sociedad queremos que el Estado sea el que nos ampare y cobije debemos tener en cuenta que no será a cambio de nada; y que sus responsables emanados de dicha sociedad tendrán los vicios y valores propios del caldo de cultivo del cual se alimentan.
ResponderEliminarPor tanto no será fácil, por no derir que imposible, que una sociedad rehén de un Estado social-corporativo-financiero, pueda deshacerse de prácticas propias del mismo.
Al anterior comentario:
ResponderEliminarNadie se echa en manos de nada, siempre, y eso es inevitable, el grupo (la sociedad) busca refugio y protección en alguien (un líder tribal, un noble, un rey, un emperador, un dictador, un presidente,...) y lo hace porque sabe que eso es bueno, ya que perdiendo algo de libertad, gana en seguridad y protección. Todo este proceso, en cualquier época hitórica, consta de cuatro parte:
1- CREACIÓN DEL MODELO: En un principio, esta relalción favorece a las dos partes. Véase cualquier época histórica. Todos contentos.
2- FASE EXPANSIVA DEL MODELO: Con algún que otro encontronazo entre el mandado y el mandatario, esta fase se caracteriza por una mayor libertad del mandado y un apogeo (expansión del imperio, del dinero,...) del mandatario.
3- FASE CONTRACTIVA O DE AGOTAMIENTO DEL MODELO: Esta etapa se caracteriza por que al mandatario no le llegan los recursos que obtiene del mandado ni de sus posesiones; no es capaz de mantener todo en modelo establecido, lo que antes eran "vecinos" se vuelven competidores, el mandatario debe buscar una salida; "pide" o "coge" más de sus mandados, estos se empiezan a molestar.
4- FASE DESTRUCTIVA: Todo se agota, los recursos, los bienes, la riqueza y también la paciencia de los mandados. La fase destructiva tiene dos posibles finales, la guerra contra "el otro" o la revolución de los mandados.
Todas estas fases se podrían desmenuzar más ampliante, pero lo que quiero reflejar, es que un modelo social, no da derecho al mandatario a hacer lo que le salga de los cojones con el mandado y este, debería de tener cuidado, porque como queda claro, estamos al borde de la cuarta fase y recordemos que en esa, sólo tenemos dos opciones a elegir.
Estando de acuerdo en el mensaje que trata de transmitir el anterior comentario, no puedo aún así resistirme a añadir algún matiz a su anáisis.
Eliminar1- La creación de los modelos no nacen para favorecer a las clases denominadas como bajas.
2- En lo que concierne a su final, la revolución de lo que denomina "los mandados" como germén de un nuevo modelo, casi nunca ha sido catalizador de cambios de sistema; y si lo fue, no son inducidos por masas incontroladas. Ojo, in-controladas.
La tan nombrada Revolución Francesa fue liderada y financiada por una burguesía creciente, no por un pueblo hambriento. Allí nacieron los conceptos izquierda-derecha: Izquierda: los que se sentaban a ese lado del Rey (Burguesía), Derecha: los que se sentaban al otro lado (clero, nobleza). Fue un lado contra otro, el del medio descabezado, el pueblo usado.
Quién es hoy el centro? El rey no, pero su cabeza si.
Quien es hoy izquierda y derecha?
El pueblo sigue en su sitio.