BICHICOMA

Pasados estos días de temporal (hoy ciclogénesis explosiva), se comenta en los medios informativos locales (antes tabernas) la cantidad de objetos que el mar deposita en las playas de nuestras rías gallegas. 

Desde maderas exóticas a diversas especies marinas son recogidas por los nuevos bichicomas que pueblan los lugares cercanos a las playas objetos de sus deseos. 

Bichicoma. Es a raíz de esta singular palabra lo que hace venir a mi memoria el origen de la misma. 

Hoy en día se designa como bichicoma a aquella persona aprovechada, vividora...¡Vamos¡, un palanquín (palabra también de curioso origen), pero pocos conocen que su origen deriva
de la unión de los términos beach y come (lo que viene a la playa). 

Y es que siglos atrás era costumbre entre los habitantes ribereños, que por aquello de la necesidad y cierto ánimo de jodienda, tener a bien pasear en las noches de tempestad su ganadería vacuna con antorchas encendidas a fin de engañar los barcos mercantes foráneos que por esas vías cercanas a la costa pasaban, con la consiguiente desorientación de las naos que por imitación pensaban que eran navíos de su misma condición.

Así es fácil entender que una vez producida la consiguiente ostia contra las rocas costeras los desafortunados barcos fuesen pasto de los aborígenes locales.

Hay quien dice que tales sucesos no eran así exactamente, y que el origen bichicomiano no es de tan malévolas costumbres, sino que se daba cuando los navíos se protegían en nuestras rías de la tempestad, perdiendo alguna de sus cargas en tal menester, siendo estas recogidas después en las playas por la tripulación.

Pero, ¿Qué quieren que les diga?; al que esto escribe le gusta más la versión del "jodido raposo jallejo" con cierta mala idea para con los bienes ajenos.

Para finalizar, me gustaría destacar el hecho evolutivo que el homo bichicomiano ha sufrido, no siendo este ajeno a las nuevas tecnologías. Si alguno de ustedes quiere ver como esta especie ha llegado a adaptarse a la modernidad, solo tienen que armarse de un poco de paciencia y pasearse por nuestros queridos arenales en los días de marea baja y buen tiempo; allí podrán ver al moderno homo bichicomiano equipado de aparatos de alta tecnología capaces de encontrar ocultos entre la arena piezas de valor incalculable.

Gracias por su atención.

N.P.