sábado, 12 de noviembre de 2016

TRUMP

A finales del siglo pasado un osado politólogo ruso lanzó una de esas profecías que en un primer momento producen hilaridad. Su nombre es Igor Panarin y su tesis describía en un futuro no muy lejano unos EE.UU de América rotos y divididos en Estados independientes, dibujando un escenario distópico en el cual debido a una grave crisis económica la hegemónica potencia verá rotas sus costuras en pedazos. Los nuevos entes nacidos serían varios: la costa pacífica de influencia China, la costa atlántica sería también independiente bajo influencia europea, el norte sería anexionado con Canadá, y el sur sería un estado hispano-mejicano.

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Aún hoy puede seguir produciendo sorpresa y escepticismo está teoría, pero quizás ya no hilaridad viendo la actualidad social americana. En Texas existe una fuerte corriente independentista y en la prensa de hoy se informa que en California comienzan a oírse voces en el mismo sentido. Si a eso le añadimos la división de la población americana en cuestiones importantes (control de armas, obamacare, racismo, inmigración…) se puede llegar a intuir  que puede existir una estrategia de rotura de esa gran nación entre parte de sus élites. Por eso decimos que la lucha Trump-Clinton son las dos caras de hacia donde debe dirigir su futuro, con un más que posible riesgo de graves conflictos que podrían derivar en una enfrentamiento civil.

¿Difícil que suceda? Todas las revueltas civiles han sido dirigidas por una parte de los poderes que en un momento dado han chocado entre si por la estrategia a seguir; sea una rotura con el viejo Régimen Feudal en favor de un pujante Capitalismo, sea la apuesta comunista en contra de la capitalista, República contra tiranía o Imperio contra República. Los peones, siempre la población.

¿Será ahora el momento de la lucha de un capitalismo de naciones-estado agotado contra un corporativismo globalizado?

                                                                     LA VICTORIA
Sigamos suponiendo escenarios.

Seamos por un momento una España grande e imperial y pongámonos en la disyuntiva de dar un giro de cara a la galería en unas elecciones donde se presente un candidato corrupto hasta las trancas frente a un oponente anti establisment (casta) con un discurso rompedor de lo establecido.

Supongamos que en nuestro imaginario país no existen aún fuertes tendencias divisorias, ni multipartitos que desvirtúan los mensajes. Pensemos que nuestra alternativa es la de un candidato sobradamente conocido por toda la población, que no tiene piojos en su coleta, ni es comunista, ni come niños crudos; eso si, le gustan las mujeres como al que más y les gusta tratarlas a la vieja usanza : galantanería mezclada con palmadas en las cachas si la moza dispone; un puro espécimen del heteropatriarcado que, no nos engañemos, a una gran masa de féminas les pone y añoran, hartas de tanto niñato cuyo icono máximo es un modelo de belleza que marca goles. Siguiendo por lo políticamente incorrecto, nuestro candidato escucha por donde va, que la gente está hasta los mismísimos que emigrantes de otras latitudes se establezcan en nuestro suelo patrio con todos los derechos ganados y regalados, mientras los patriotas de toda la vida luchan por su mantenimiento pagando cada vez más tributos a un poder que engorda a solo una clase funcionarial y corrupta. Ante tanta patera, nuestro candidato dice patada (con dos cojones) en un debate televisado ante toda la nación y frente al presidente que pelea por la reelección. La gente alucina: “¡ lo que acaba de decir este tío! “ dice; “es lo mismo que opino yo”, piensa pero no dice un público pegado al TV. Esa noche deciden votarlo, no se lo dicen a la parienta por miedo a no mojar durante un mes, desconociendo que ella también ha caído en la red de lo que la prensa del día siguiente llama “el nuevo chuloputas xenófobo”.

Nuestro candidato facha gana por la mínima entre el pasmo de perroflautas, feministas, izquierdistas low-cost y subvencionados de todo pelaje. Dado nuestro ADN cainita la volvemos a liar. ¿Posible? Estemos atentos al país del otro lado de los Pirineos.

                                                                  LA DERROTA

Una de las primeras cosas que escuché a los líderes de propaganda periodística de este país fue a la conductora del principal matinal radiofónico. Esta señora se rasgaba las vestiduras porque había oído que el señor Donald tenía intención de poner coto a los poderes de la Reserva Federal, exclamaba la pseudoperiodista que como podía hacer tal cosa, “hasta aquí podíamos llegar, tratar de imponerse sobre una entidad privada”. El cortocircuito neuronal debió de ser grave en el cerebro de quien eso opina, sobre todo porque esta señora es una de los voceros de quien defiende lo público sobre lo privado y más tratándose de una entidad como la Reserva Federal americana, partícipe principal del mastodóntico burbujón de deuda que existe sobre el planeta, madre de dragones que escupen fuego de derivados sobre la economía real. La verdad que nuestra Khaleesi Daenerys no se merece tal comparación, Cersei Lannister sería el personaje más apropiado y Hillary Clinton su original. Es penoso que la progresía defienda a este personaje, alguien responsable como Secretaria de Estado de la destrucción de estados como Libia o Siria, auténticos ejemplos de convivencia de etnias y religiones varias con unos estándares económicos muy dignos hasta su demolición. Hoy nos lamentamos y apenamos con razón cuando vemos escenas de refugiados morir en la orillas de Mar Mediterráneo. Era el régimen libio de Gadaffi el perfecto dique de contención de esas masas de gente engañada, hoy Libia se ha convertido en un estado fallido dirigido por mafias nacidas de una primavera árabe financiada por la CIA y la casa Saud. Recuerdo a Gadaffi proclamando a quien quisiese escucharle que era Al Qaeda quien quería derrocarlo. La prensa cortocircuitada.

De Siria ya hemos hablado, la diferencia más importante se llama Putin, que por fin pudo decir “hasta aquí habéis llegado”, “si tenéis problemas de exceso de producción y espacio, es vuestro problema, pero no lo exportéis hasta la puerta de nuestra casa”. Publicad las fotos que queráis, sancionar a mi país, patrocinad atentados de falsa bandera; es vuestra desesperanza en un sistema agotado lo que os llevará a vuestra decadencia.  Eso Trump lo sabe, y también las élites de su país, lo crucial será quien gana la batalla interna, si los que quieren seguir expansionándose a todo coste o los que entienden que va siendo el momento de retroceder y dar por hecho el que ya no pueden dominar un mundo multipolar. 
          
                                                             INCONCLUSION

No sé en que acabará la cosa, puede que  ocurran eventos que den un vuelco a lo que Trump y los suyos pretenden hacer, quizás le hagan comerse el marrón de la crisis definitiva y ser él su responsable de cara a la población, o es posible que logre gran parte de lo que promete y el siglo XXI siga siendo otro gran siglo americano. Mientras aquí, en Europa.....ya saben aquello de. barbas, vecino remojar...



Neno Pucho.

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