Todo suele brotar las fechas de
paga de cada mes. Esos días salen de su letargo con la lívido encrespada, los
bolsillos llenos y la mirada altiva. Son jornadas donde el estado de bienestar
toma todo su sentido, son sus pagos el mecanismo que hace que esta cada vez más
paupérrima sociedad consiga adormecer sus frustraciones: bebiendo, fumando y
follándose lo que la paga aguante.
Ellas son plurinacionales,
globales lo llaman hoy. Sus nombres de serie B no esconden sus orígenes, más
bien los maquillan y ocultan con capas similares a los perfumes que tapan el
olor de aliento a tabaco. Las hay de todos los puntos cardinales y también del
país, “da casa” como el tinto Barrantes; estas últimas son, por razones
evidentes, las más complicadas de detectar. Ignoro si también usan nombres de
telenovela para esconder sus personalidades y me pregunto la sensación que uno
y otra sentirá en ese día casual en el cual en un piso franco coinciden dos
conocidos o vecinos, supongo que es una cuestión de morbo por mis partes que
nunca llegarán a conocer.
Observo que los domingos es día
de sobre, a la misma hora y por la misma madame percibo, con disimulo, que
cerca de donde habito se produce una transacción. Si una fuese concejala y la
otra gerente de cualquier invento pues no deduciría que la cosa fuese rara;
pero el caso es que ni una habla francés (igual si lo practica) ni la otra
imputada es.
Y es que estas cosas del tráfico
de carnes en metálico trae “rabo”, y no lo digo por el asunto de estos días de
las cárnicas, que también. Ahora recuerdo que hace unos años leí por ahí que Suecia,
ejemplo de socialdemocracia de progreso (mercadotecnia de la política), estaba
estudiando la posibilidad de suprimir las transacciones en metálico. Parece ser
que la cosa en la actualidad está casi instaurada. Sin embargo, hay voces
críticas sobre lo que puede llegar a suponer la total supresión del dinero
físico. Aparte del riesgo contra la libertad individual, existe el problema de
la exclusión social para un gran número de población que subsiste a través del
dinero no declarado, una parte de la sociedad dejaría de existir a efectos
contables y como tal a efectos casi reales. Quizás por todo esto se está
constantemente martilleando desde los medios con estudios que miden la cantidad
de polvos que la población se hecha en metálico, o serán cosas del P.I.B. al
modo griego.
Ni el sexo en B nos van a dejar.
Neno Pucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario