Dedicada a un ave carroñera, Simon&Garfunkel hacen una hermosa versión de este tema de origen andino.
Publicada en el nacimiento de la década de los 70, nos evoca un tiempo en el que hasta las aves carroñeras servían de inspiración a bellas melodías; era un tiempo en el que todo comenzaba a ser posible, parecía ser verdad aquella soflama del "creced, creced y multiplicaros" y una generación nacida del hambre se comenzó a creer ser los nuevos amos.
El tiempo ha pasado, y después de tanto vuelo el cóndor vuelve a tener apetito.