CÓLERA

Los hechos sucedieron durante el año 1854 en cualquier pueblo de España, pero para el caso que nos ocupa nos situaremos en dos parroquias que bordean la margen derecha de la Ría de Pontevedra.

Reinaba en aquel entonces en España Isabel II, que andaría enredada entre asuntos de alcoba y alguna que otra sublevación. Durante el siglo XIX España trataba de definirse entre monárquicos borbones, monárquicos antibribones, republicanos, liberales, conservadores, afrancesados….. Los años han pasado y la definición está por venir.

En Pontevedra, el año anterior al episodio que relataremos, sonaban gritos de pucherazo en su Diputación, parece ser que debido a que los votos escrutados (21.234) se acercaban sospechosamente al censo (23.432) durante unas votaciones que apenas pudieron realizarse ya que el día de actos reinaba semejante temporal que impedía a los votantes salir de sus casas. Un ejemplo sería el municipio de Caldas donde “votaron” 790 personas de un total de 671 censados.

Así, mientras la casta que gobernaba por aquellos tiempos se apuñalaba cual sus imitadores de inicios del S.XXI, se cernía sobre la población una amenaza que la volvería a diezmar. Su nombre: cólera, sus víctimas en España durante el siglo XIX: 800.000.

Según informan los documentos de la época, la ciudad de entrada de la mortífera bacteria de origen asiático sería Vigo durante el año 1833 y su primera víctima un ciudadano del Areal de nombre Fernando Conde, contagiado a pesar de que 3 marineros del barco que portó la mortal enfermedad habían sido internados en las dependencias de la Isla de San Simón. A partir de entonces el cólera se instala con mayor o menor virulencia en la península hasta que durante el año 1854 acontece su brote más devastador. Ciudades como La Coruña pierden en un año 6.000 de sus 20.000 habitantes, provocando el pánico entre sus ciudadanos que huían al campo o villas más lejanas.

Vigo en el siglo XIX

El contagio fue masivo, no se escapó ningún pueblo o ciudad. Hasta la más recóndita aldea gallega pudo ser pasto de la también conocida como enfermedad azul. En la provincia de Pontevedra humildes parroquias como las de Raxó y Dorrón también padecieron su plaga. En este caso, el contagio fue debido a la visita de varios botes de pescadores de Cambados al pueblo marinero de Raxó, lo que desconocían sus habitantes es que en uno de sus tripulantes anidaba la letal bacteria.

El primer vecino de Raxó en caer fue Ramón Gómez que en apenas 10 horas muere entre fiebres y diarreas masivas, su madre sucumbe pocas horas después, a continuación perece su padre, horas después cae su vecino Eusebio Barreiro, le sigue Pedro Freijeiro que asistió y amortajó a Eusebio, al día siguiente mueren las dos hijas de Pedro. 

Según las crónicas las estampas de esta última familia eran desgarradoras; en una mísera estancia se alojan a un lado el padre e hija muertos, mientras al otro la otra niña de 12 años lucha por su vida. Ahí no acaba la tragedia, Ramona Gómez, cuñada de Freijeiro muere días más tarde, su esposo Bernardo Rodríguez corre su misma suerte, lo mismo que el hijo de ambos de un año de edad; Manuela Villaverde y Josefa Goméz que asistieron a esta familia también fallecen. 

La vecina parroquia de Dorrón también es pasto del cólera; su primera vecina en morir fue Juliana Rey, cuñada de Pedro Freijeiro, al que asistió en su lecho de muerte. En apenas 14 horas cae fulminada, los síntomas idénticos en todos los enfermos: fiebre, diarreas, calambres y manchas azuladas en la piel. A Juliana le siguió Lucía Rodiño y Juaquina Sánchez.

A los pocos días de tan macabros sucesos llegaron las autoridades sanitarias desde la capital de la provincia. Ordenan blanquear casas, en algunos casos quemar estancias y prohibir el hacinamiento en las humildes viviendas que poblaban las escasas 48 familias que habitaban las dos parroquias.

Días después se da por erradicado el brote que asoló a estas dos humildes parroquias.

Neno Pucho by descansoparamear.