¿Donde quieres morirte?

Vamos a tener que planificar donde morimos, no cuando, eso ya sería pasarse de listos, pero sí donde ¿Qué por qué? Porque todos deberíamos saber lo que implica morirse en Lugo o morirse en Cáceres.

El otro día leía un artículo muy interesante

sobre una ciudad llamada Svalbard, en la que está prohibido morirse, os explico, es un lugar con una temperatura en su suelo helado que es la apropiada para conservar los cuerpos humanos en perfecto estado de congelación, de forma que todos aquellos que querían criogenizar sus cuerpos para que, en un futuro glorioso la ciencia pudiera resucitarlos, querían ir a morirse a este helado e idílico lugar, así pues, las autoridades aprobaron leyes por las cuales, cualquier persona que muriese allí, fuese trasladada y enterrada en otros lugares, es más, no hay ningún cementerio y se aprobaron leyes para prohibir la realización de rampas en los edificios y así, hacer más incomoda la decisión de los ancianos de vivir en dicho lugar.

Pero tampoco estoy hablando de eso, no se trata de que el suelo de Lugo sea más apropiado para el enterramiento que el de Cáceres, o viceversa, estamos hablando de lo que cuesta morirse en cada lugar de España.
Y esta semana, de nuevo, salía publicado otro artículo muy interesante sobre la diferencia del impuesto que se paga por heredar si tus padres viven en Madrid, o viven en La Coruña o viven en Málaga y como ese Impuesto de la Muerte obliga a mucha gente a renunciar a las herencias de sus familiares. Desafortunadamente, ya sabemos que el cuento que nos contaron de que todos somos iguales en este país, era simplemente eso "un cuento"; la realidad es que, si durante el transcurso de nuestras vidas el lugar de residencia influye notablemente en nuestra calidad de vida, nuestra posibilidad de desarrollo profesional, nuestra salud, nuestra lengua, nuestras costumbres, no menos cierto es que el lugar donde vivimos puede llegar a condicionar el futuro económico de nuestros herederos en el momento que nos larguemos al otro barrio (ese en el que se está tan bien que nadie quiere volver).

Ya, ya sé, ¡a mí que me vengan a reclamar al otro barrio! Que sí has parido/criado a unos hijos debes asumir tu responsabilidad para con ellos hasta las últimas consecuencias…. Y esas últimas, e inevitables consecuencias, son que tus hijos deben pagar porque tú te mueras, que no, no pienses mal, no tendrán que pagarle a un sicario para que te atropelle porque ya estás siendo una carga. Tendrán que pagarle a la madre Hacienda, ¡porque yo lo digo!.

Así que cuidadito si estás planeando comprarte un adosado en la Costa X para pasar allí tus años dorados de jubilación; a lo mejor en la Autonomía a la que pertenece esa Costa X tienen un impuesto de sucesiones mucho más alto que en la Meseta Y, o viceversa.

Buenas noches y que descanseis en paz...