Me estoy
neoconservando, empiezo a ser consciente del proceso, aunque
desconozco con exactitud
cuando se inició.
Hay estudios que afirman que los primeros síntomas se dan cuando
consigues el primer trabajo que uno estima como serio, otros lo
desmienten y sostienen que el primer hijo es un acontecimiento que
produce mutaciones irreversibles en la zona de conciencia política.
Achaques de la edad,
también lo llaman; responsabilidad, lo definen; la meta conseguida,
el objetivo cumplido, la hipoteca pagada, el negocio buscado, el
coche soñado….. síntomas que nos alejan contra lo que
protestábamos, no porqué lo repudiásemos, sino por el deseo de
posesión de lo que otros atesoraban y que creímos que nunca
soltarían. Profesores que odiamos y en los cuales nos convertimos,
empresarios que criticamos y que ahora imitamos, trabajos que
envidiamos y en los que nos atrincheramos; generación remera de un
Estado que nos sodomiza atados de espalda al camastro gimiendo de
placer y dolor según nos convenga, gritando a nuestras copias más
jóvenes que esto es lo que hay que hacer, lo adecuado, lo
establecido; dando lecciones, sentado cátedra, sintiéndose ya los
vencedores del siglo XXI sin atisbar que nuestras canas reflejan
nuestra incipiente decadencia en favor de una nueva generación que
nos resopla en la nuca. Hay días, sobre todo en las primeras horas,
cuando las hormonas de la juventud aún parecen despiertas, en que
perdemos la noción del tiempo, como si nuestra entrepierna lanzase
mensajes a nuestro cerebro, mintiéndole; eres un chaval de veinte y
pico, córrete y después hazte un kms., lee el facebook, da unos
megusta y comparte la noticia de la detención de un banquero,
después duchate y al curro, y gana pasta como sea, por tu familia y
por ti, que te gustaría ampliar la nave o irte al Caribe el fin de
año. Yo, tu, el y aquel que dibujaba hoces y martillos en libretas de literatura, que llenaba
el Ford Fiesta de pagatas de Bob Marley, que merecía unas hostias por hacer el gilipollas con el coche en un muelle, que se revelaba cuando un
portero de discoteca no le dejaba pasar por borracho, que gritaba no
a la guerra o no nos representan; y que hoy solo envía un no like
cuando ve la foto de un negro muerto a la orilla de un mar. Por
miedo.
Neno Pucho.
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