jueves, 17 de diciembre de 2015

EL OJO VAGO


De mis años de fusilero a las órdenes de la madre patria me vienen muchos recuerdos a la memoria. Era época en la que nuestro noble ejército patrullaba las golpeadas calles de Bosnia y este menda lo imitaba pateando los montes colindantes a la brigada, pero en suelo patrio.

Recuerdo el olor a pólvora que emanaban aquellos cetmes cuando tenías la suerte de que funcionasen a la hora y día en que tocaba tiro, los nervios de los mandos al dejar en manos de aquellos panolis un arma que a veces era de fuego y otras de aire, los gritos que aquel oficial me regaló cuando no di ni un puto tiro en el blanco “¡Vaya mierda de tiro, joderrrr¡”. Para mi desgracia no había sido fabricado el fusil para soldados de ojos vagos derechos y diestro de manejo, así imposible ver blanco ni negro, ni terrorista que se le parezca.
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Lo que desconocía ese día de tiro el oficial de “vaya mierda de tiro” es que, en la toma que por la tarde haríamos de un pseudo-poblado serbio/bosnio bolchevique instalado en los montes de Galicia, el ojo que correría peligro de acabar como el mío, sería el suyo.

En este lugar de la historia aparece mi compañero de compañía Avión. Ojo, Avión no era el nombre de la compañía, ni del pueblo de soldado camarada, era su apellido. Con tal nombre se espera un soldado de élite, raudo y veloz en la toma de decisiones. Aciertan.

La tarde del día de la toma de pseudopoblado fuimos advertidos la compañía de que los fusiles que disparaban según el azar dispusiese, serían desplazados por otros con cargas de fogeo, pero era un fogeo particular; al parecer deberíamos de tener cuidado con no disparar al enemigo a escasa distancia del mismo, pues el fogeo era peligroso si alcanzaba la cara del malvado. Una vez entendida la premisa y enaltecidos los ánimos de la tropa, nos dispusimos al ataque:

A la defensa en nombre del enemigo: dos oficiales.

Al ataque en nombre de la democracia: Avión y yo.

“¡¡Alto en nombre de la libertad y democracia¡¡¡” algo así deberíamos haber gritado, no lo recuerdo, tampoco recuerdo gritos en bosnioherzegovino, ni ¡¡Hala al bar¡¡ ; los gritos que si recuerdo son los del oficial enemigo cagándose en mi binomio Avión. Y es que nada más asomar por una puerta el careto de oficial y a menos de un metro de distancia …¡.zas¡ en toda la cara un pedazo de tiro de fogeo, concentrado en todo un ojo.

Gritos…..la compañía en silencio,….”joder para Avión”…..ambulancia…..la compañía cagada, ¿Habrá matado Avión a nuestro querido mando? La respuesta de un sargento nos tranquilizó, “tranquilos tropa, esos golpes siempre tienen premio, sobrevivirá, su ojo no sé”.

Pasaron las semanas de instrucción y los días de arresto. Y una mañana volvió. Podría parecer Millán Astray con el parche en el ojo, pero no, ni nosotros eramos la legión ni el teniente el fundador de la misma.

Supongo que el nuevo tuerto desearía que Avión fuese albano-kosovar, o independentista-terrorista, pero era solo Avión, un simple “primo” sin derecho a dar subida en el escalafón al futuro capitán. 

Son los golpes de la vida, que dependiendo de quién los da y quién lo reciba tienen mayor o menor premio.


Neno Pucho.

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