Vuelve
el fútbol a estar en peligro, si la pasada semana se tuvo que cerrar
con techo el campo donde se celebró la final de la Champions debido
a los ataques yihadistas de Manchester, en la presente surge el
debate sobre el peligro que corre la Copa del Mundo a disputar en
Qatar; no creo que la cosa llegue a tal extremo (más como deseo que como probabilidad), ahora bien, si tal
evento no se llegase a celebrar sería el menor de los problemas,
será por estadios de fútbol... dirán algunos. Lo que pasa es que el problema es mucho más serio, un paso más en la escalada mundial
hacia un punto de no retorno; los atentados como los de estos días
son gotas malayas, esto, lo de Qatar, un aguacero que puede ser
preludio de la tormenta perfecta.