No los escuchamos porque suenan
lejos en la distancia, pero en cada torpedo que estalla, en cada ráfaga de un
AK-47, se está jugando algo más que un yihadista menos. Puede sonar
grandilocuente, pero según algunos lo que se está dilucidando en Oriente es la
III Guerra Mundial.
Piensen en cada bala como parte
alícuota de una credibilidad, confianza y fe que ahora está siendo puesta en
entredicho; hoy y siempre a los imperios los sostienen las armas, pero también sobre la confianza en que cualquier problema de abastecimiento de sus canales
vitales serán resueltos por la vía militar. Si esto último comienza a ponerse
en duda, el castillo de naipes sobre el que se sostiene puede empezar a dar
señales de derrumbe.
Por eso y mucho más debemos estar
atentos a la guerra en Siria. Allí están todos los actores mundiales sobre el
tablero: USA y su miniyo Israel (hay quien que viceversa), USA y su gasolinera
Arabia Saudí, USA y maricomplejines Europa, USA y Qatar Fundation, USA y los
turcos buscando el imperio otomano perdido; y por otro lado: Rusia y el nuevo
actor en la zona Irán, Rusia y lo que queda de Siria y Rusia con tal vez China.
Y entre ellos la disculpa: el estado islámico (ISIS), que como quien no quiere
la cosa se apodera de parte del Kurdistán, Irak y Siria, combatiendo contra el
régimen de Al-asad al hoy se le consideraba el genocida exterminador de nuestro
tiempo. Raro, raro: unos yihadistas rebanacuellos siendo enemigo del que
Occidente llama genocida. Mosqueante: el que el principal aliado de Israel en
la zona sea la dictadura sátrapa monárquica de Arabia Saudí. Intrigante: ver la
preocupación de Occidente por el posible gran éxito de Rusia en su intervención
en el conflicto cepillando a diestro y siniestro a los barbudos del ISIS.
Y lo preocupante: el que USA con
todo su equipaje parece estar perdiendo el envite, y aunque los anti-yanquis
estén preparando el champagne para festejar tal evento, la cosa no es para
celebrar pues cuando un imperio da síntomas de debilidad, cual león herido puede
revolverse y mostrar su verdadera cara a través de una metamorfosis de un
Estado que una vez fue ejemplo de libertad y que hoy puede tornarse lo
contrario tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Conviene recordar que república,
tiranía, monarquía u oligarquía son regímenes que se suceden unos a otros a lo
largo de la historia y que suelen surgir con ocasión de acontecimientos muy
similares a los vividos en la actualidad.
Todo cambia, nada permanece. Lo
que antes era un gobernante modélico, clave en la estabilidad de una zona, hoy
es un dictador opresor; llámese Bashar o Felipe, todo dependerá de las
circunstancias e intereses de los grandes bloques. Por eso, hoy más que nunca,
la tan usada frase de “la historia siempre se repite” se podría amoldar a los sucesos
actuales comparándolos con la década de los años 30 de siglo pasado: Cataluña
vuelve a solicitar su independencia, el fascismo es hoy yihadismo, Siria puede
ser Polonia, y España Dios dirá.
Cada voto cuenta, y cada bala
(por desgracia) también.
Neno Pucho.
Neno Pucho.
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