sábado, 6 de abril de 2019

EL PAPA "GALLEGO"



Nos han enseñado Historia desde un punto de vista cronológico, como una concatenación de hechos que dan lugar a otros de manera automática y mecánica, memorizando fechas, períodos y acontecimientos como productos salidos de una fábrica de producción en cadena. Cada tiempo tiene sus formas de educar.
Por eso en ocasiones se sorprende uno cuando topa en algún artículo, podcast o documental dedicado a alguna biografía que más que definir a la personalidad en concreto, describe la realidad de la sociedad en su conjunto que a ese personaje le tocó vivir.
Hoy me te topado con un Papa, de nombre Dámaso I. En el número de la revista Clio de este mes aparece una breve reseña sobre este personaje; me llama la atención que se dice que es de origen gallego y que su gran aportación ha sido encargar la traducción al latín de la Biblia (La Vulgata) que es prácticamente tal cual la conocemos hoy, e introducir el término hebreo "Aleluya" en el uso canónico. Pero me sigue picando la curiosidad sobre lo de origen gallego. Decido buscar más.














Lo primero: lo de gallego habría que entrecomillarlo, dado que el tal Dámaso nació (y no está del todo comprobado) en la Gallaecia del tardoimperio romano allá por el 304 de nuestra era, hijo de Laurencia y un cura llamado Antonio (si, los curas aún se podían casar). No está claro su lugar exacto de nacimiento, se baraja Lucus Augusti o lo que hoy es el norte de Portugal. Según se cuenta, el futuro Papa era un joven prometedor con una inteligencia tal que le hizo escalar en la curia hasta la Roma de su tiempo, capital de un Imperio que, como en casi todos, vivía momentos cruziales.
Roma llevaba ya unas décadas enfilando el camino de una dulce decadencia; atrás quedaban ya lejanos los tiempos de las dinastías de la casa Julio-Claudia, Flavia, Antoninos o Severa; a los llamados príncipes de los dos primeros siglos de nuestra era, les sucedió un siglo III de continuas crisis políticas y económicas, constantes guerras contra sus históricos enemigos del norte y oriente, a los que habría que añadir contiendas internas de toda índole con levantamientos de generales en zonas como La Galia, Palmira, etc.
El siglo III acaba con Diocleciano en el poder formando una diarquía que acabó derivando en un tetrarquía. La complejidad de dominar el imperio mostraba la debilidad por parte de la capital para su administración, con cuidades que ya en el plano económico ganaban en pujanza; ejemplo sería Milán en la parte Occidental y sobre todo Bizancio en Oriente. El imperio seguía considerándose romano en su denominación pero su eje de poder se balanceaba. Una especie de federalización tratará de ser la mejor defensa ante los ataques externos de los clásicos enemigos, como también una manera de "contentar" los riesgos de alzamientos de provincias que cada vez querían más dosis de "autogobierno".






















Por ahí andaba nuestro Dámaso a comienzos del siglo IV, donde continuaban las revueltas territoriales de poder en las cuales Constantino logra imponerse en el período tetrárquico, que se da por finalizado. Con su victoria vuelve la monarquía absoluta-hereditaria y el traslado de la capitalidad del imperio a Bizancio, ya Constantinopla. La Roma Imperial se encamina a su senectud, el Cristianismo comenzaba su adolescencia. Dos caminos y una necesidad compartida, el Cristianismo será la argamasa religiosa que unirá al imperio en sus casi dos últimos siglos de existencia. No fue fácil, las corrientes nacidas del Cristo martirizado pugnaban en discusiones filosóficas sobre el dogma a seguir (si Jesús era hijo de Dios, que tratamiento divino debería de tener....). Arrianismo, apolinarismo o macedonianismo eran corrientes en disputa en la incipiente iglesia seguidora de Jesucristo. Dámaso las persiguió tanto antes de ser Papa, como en su Pontificado que llegó en el año 366 ya con el Cristianismo (romano) legalizado por Constantino en el Edicto de Milán en el año 313 y con rango de oficial mediante el conocido Concilio de Nicea en el año 325. Religión y política, dos caras de la misma moneda complementándose por el bien del poder establecido, una constante en el Universo humano.

Como decíamos nuestro "gallego" romano fue nombrado Papa sucediendo a Liberio en septiembre del año 366 con Valentiniano en la púrpura, tras duras disputas de los seguidores arrianos del anterior pontífice, que llegaron a nombrar incluso a un antipapa y a tener enfrentamientos con muertes de por medio entre las dos facciones. Dámaso I, ya Papa, no cejó en su lucha contra los seguidores que hoy tachariamos de sectarios y heréticos en lo religioso, o ilegales y terroristas en lo político. Ejemplo de esto último fue su lucha contra un obispo herético gallego (bueno, de Gallaecia) y que muy posiblemente se halle enterrado en la catedral de Santiago; su nombre Prisciliano, y su doctrina una fusión de cristianismo, esoterismo y paganismo que lo llevó a su muerte en Tréveris en el año 385, en un proceso por brujería apoyado por "nuestro" Papa y el emperador de ese año, Magno Clemente Máximo. Muerto Prisciliano sus fieles seguidores recuperarán sus restos y, según autores como Sánchez Albornoz, acabará reposando en lo que con el tiempo fue la Catedral de Santiago. Paradojas del destino, un herético venerado como Santiago el apóstol en un templo católico-apostólico-romano.

Otra de las labores de Dámaso fue la de desenterrar todos los mártires que murieron en defensa del dogma cristiano vencedor. Con él en el papado se emprendieron excavaciones en las catacumbas romanas de las personas que después acabaron con rango de santos. Supongo que por eso es hoy el patrón de los arqueólogos. También se le atribuye el hecho de que cada iglesia fuese nombrada con el nombre de esos y otros santos, ya que hasta su papado todas las iglesias parroquiales eran en honor de Cristo.

Dámaso I muere en Roma en el año 384 y es considerado uno de los grandes Papas de la historia. Su contribución a la instauración del dogma católico-apostolico-romano llega hasta la actualidad.
Sin su existencia algunas cosas habrían sido distintas.

Neno Pucho

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